La influencia de San Agustín


Trabajos éticos y ascéticos. Entre éstas se cuentan trescientos noventa y seis Sermones (en su mayoría muy breves) de Scripturis (sobre textos de la Escritura), de tempore (sermones festivos), de sanctis (en memoria de los apóstoles, mártires y santos) y de diversis (en diversas ocasiones), algunos de ellos dictados por Agustín, otros retirados por los oyentes.5 También varios tratados morales: De continentia (395); De mendaico (395), contra el engaño (no confundir con la obra similar ya mencionada Contra mendacium, contra la teoría del fraude de los priscilianos, escrita en 420); De agone Christiano (396); De opere monachorum, contra la ociosidad monástica (400); De bono conjugali adv. Jovinianum (400); De virginitate (401); De fide et operibus (413); De adulterinis conjugiis, sobre 1 Cor. vii. 10 sq. (419); De bono viduitatis (418); De patientia (418); De cura pro mortuis gerenda, a Paulinus de Nola (421); De utilitate jejunii; De diligendo Deo; Meditationes;6 &c.

Al repasar esta enorme labor literaria, aumentada por muchos otros tratados y cartas ahora perdidos, y al considerar sus labores episcopales, sus muchos viajes y sus adjudicaciones de controversias entre los fieles, que a menudo le robaban días enteros, debemos estar realmente asombrados por la fidelidad, la exuberancia, la energía y la perseverancia de este padre de la iglesia. Seguramente, una vida así valía la pena.

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La influencia de San Agustín

La influencia de San Agustín en la posteridad, y su relación con el catolicismo y el protestantismo.
En conclusión debemos añadir algunas observaciones respecto a la influencia de Agustín en la Iglesia y el mundo desde su tiempo, y su posición con referencia al gran antagonismo del catolicismo y el protestantismo. Todos los padres de la Iglesia son, en efecto, herencia común de ambas partes; pero ninguno de ellos ha producido efectos tan permanentes en ambas, y ningún otro se mantiene en tan alta estima con ambos, como Agustín. Sobre la Iglesia griega solamente ha ejercido poca o ninguna influencia; pues esta Iglesia se detuvo con la antropología sinérgica no desarrollada de la época anterior, y rechaza decididamente, como herejía latina, la doctrina de la doble procesión del Espíritu Santo (la Filioque) de la que Agustín es el principal responsable.1

Catolicismo

1. Agustín, en primer lugar, contribuyó mucho al desarrollo de la base doctrinal que el catolicismo y el protestantismo tienen en común contra herejías tan radicales de la antigüedad como el maniqueísmo, el arrianismo y el pelagianismo. En todos estos grandes conflictos intelectuales fue en general el campeón de la causa de la verdad cristiana contra los errores peligrosos. Por su influencia el canon de la Sagrada Escritura (incluyendo, en efecto, los apócrifos del Antiguo Testamento) fue fijado en su forma actual por los concilios de Hipona (393) y Cartago (397).

Conquistó el dualismo maniqueísta

Conquistó el dualismo maniqueísta, el hilozoísmo y el fatalismo, y salvó la idea bíblica de Dios y de la creación, y la doctrina bíblica de la naturaleza del pecado y su origen en el libre albedrío del hombre. Desarrolló el dogma niceno de la Trinidad, en oposición al triteísmo por una parte, y al sabelismo por otra, pero también con la dudosa adición del filioque, y en oposición al griego, le dio la forma en que ha prevalecido desde entonces en Occidente. En esta forma el dogma recibió una expresión clásica de su escuela en el falsamente llamado Credo Atanasio, que no es reconocido por la Iglesia griega, y que mejor merece el nombre de Credo Agustino.

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